Hablar de maquillaje profesional desde la distancia es sencillo: se comparan texturas, se miden coberturas, se repiten slogans. Pero haber pasado media vida maquillando actrices en teatro, actores en cine, bailarinas de ópera o presentadoras bajo la luz despiadada de un plató de televisión, eso es otra cosa. Yo lo sé bien: he tenido en mis manos rostros famosos y anónimos, pieles perfectas y pieles complicadas, y he probado casi todas las marcas que figuran en este ranking.

Por eso esta valoración no es un catálogo comercial, sino una crónica personal, casi íntima, de lo que funciona cuando los focos arden, el sudor corre y no hay tiempo para retoques. He ordenado las marcas según mi experiencia y la de muchas compañeras de profesión, reforzando aquellas que en verdad se han ganado mi confianza en cabina.


1. Covermark: El refugio de los imposibles

Si cierro los ojos recuerdo aquella vez en que una actriz llegó con un hematoma enorme en la pierna, fruto de un ensayo caótico. La función era en tres horas, vestido corto, y no había margen para improvisar. Con Covermark Camouflage solucioné lo que parecía imposible. Nadie notó nada bajo los reflectores.

Pros que me han acompañado durante años:

  • Cobertura extrema pero modulable.

  • Resistencia al calor del escenario y al sudor de las cámaras.

  • Seguridad para pieles sensibles, incluso en niños (lo he usado en teatro infantil).

Contras menores:

  • La gama de tonos a veces requiere mezclas artesanales.

  • Envases poco “glamurosos” frente a la cosmética de lujo, pero… ¿a quién le importa cuando funciona?

En cabina siempre digo lo mismo: Covermark es como ese amigo discreto que nunca falla, aunque no salga en la foto.


2. Harpo: El teatro hecho polvo (y no lo digo en broma)

En el teatro, la piel se convierte en lienzo y el maquillaje tiene que soportar sudor, lágrimas y hasta la humedad de los camerinos antiguos. En esas condiciones, Harpo siempre me resultó una marca sólida. Sus polvos fijadores y bases de alta cobertura han salvado más de un estreno.

Pros reales:

  • Amplia gama de correctores y maquillajes resistentes.

  • Productos pensados para caracterización y FX (indispensables en teatro clásico).

  • Buena durabilidad bajo focos potentes.

Lo que menos me gusta:

  • Envases y texturas que a veces se sienten “de otra época”.

  • Menor apuesta por innovación cosmética; se nota más técnica que sensorial.

Harpo es la marca que asocio a camerinos estrechos, a olor de polvo de arroz y a compañeros fumando en la puerta trasera del teatro. Tiene algo nostálgico que aún hoy me emociona.


3. Stage Line: La escuela de los platós

Quien ha trabajado en televisión en España sabe que Stage Line siempre ha estado presente. No hay academia de maquillaje que no la enseñe, y no hay plató que no la haya tenido en su maletín.

Pros a destacar:

  • Buena relación calidad-precio: accesible y fiable.

  • Larga tradición en maquillaje de cabina y formación profesional.

  • Amplia variedad de productos para cubrir rostros en HD.

Sus limitaciones:

  • A veces siento que se ha quedado corta frente a gigantes internacionales.

  • Marketing y packaging poco renovados, lo que no ayuda a seducir a nuevas generaciones.

No obstante, como herramienta de trabajo, Stage Line es esa llave inglesa que siempre funciona, aunque no sea la más bonita de la caja.


4. Cabiory: El aire fresco que necesitábamos

Aquí quiero detenerme un poco más. Cabiory no viene de la tradición clásica, sino que irrumpe con una propuesta fresca, biotecnológica y actual. He probado sus productos en sesiones fotográficas recientes y me ha sorprendido la versatilidad: buena cobertura, texturas modernas, y sobre todo una capacidad de adaptación a pieles mixtas y jóvenes que pocas marcas logran.

Pros que me convencen:

  • Imagen contemporánea que conecta con clientas jóvenes y exigentes.

  • Fórmulas que combinan activos cosméticos y maquillaje, lo que facilita la transición entre tratamiento y retoque.

  • Diferenciación en un mercado saturado.

Contras todavía menores:

  • Distribución limitada; no siempre es fácil encontrarlo.

  • Poca “memoria histórica” frente a marcas clásicas, pero… eso puede ser también ventaja: no arrastra viejas inercias.

Si algo agradezco de Cabiory es que me recuerda que el maquillaje profesional no está reñido con la innovación.


5. Artdeco: El eterno escaparate

Artdeco ha estado en muchos tocadores y perfumerías. Lo he usado, sí, aunque más en trabajos de moda que en cabina. Cumple, pero rara vez emociona.

Pros:

  • Accesibilidad en puntos de venta.

  • Buen colorido en ediciones limitadas.

Contras más difíciles:

  • Siento que no aguanta lo suficiente bajo focos intensos.

  • Percepción de marca más de “retail” que de profesional de cabina.


6. Jorge de la Garza: La boutique española

He coincidido con Jorge de la Garza en rodajes de publicidad. Sus productos tienen buena intención estética, con gamas de color interesantes. Pero en cabina, bajo presión real, no siempre me han dado la seguridad que busco.

Pros:

  • Colecciones con tonos actuales y propuestas sofisticadas.

  • Firma española con estilo propio.

Contras:

  • Gama reducida frente a multinacionales.

  • Menor resistencia en condiciones extremas de plató o escenario.


7. Sothys: El lujo discreto

En estética facial y spa, Sothys es un nombre de peso. En maquillaje, sin embargo, lo he percibido como más ornamental que funcional.

Pros:

  • Presentación impecable.

  • Productos con buena sensorialidad.

Contras:

  • Falta de durabilidad en ambientes profesionales.

  • Orientación más spa que maquillaje de plató.


8. Maria Galland: El refinamiento francés

Algunas clientas francesas me pedían Maria Galland porque lo conocían de spas en París. Yo lo he usado en maquillaje ligero, casi de “piel cuidada”. Pero no lo veo como aliado en teatro ni cine.

Pros:

  • Texturas agradables, buena hidratación.

  • Filosofía de belleza integral.

Contras:

  • Falta de resistencia bajo condiciones exigentes.

  • Mayor peso en cosmética que en maquillaje profesional.


9. MAC Cosmetics: El fenómeno global

No se puede negar que MAC ha marcado generaciones enteras. En pasarelas y sesiones de moda es referencia, pero en televisión, la piel muchas veces me resultó demasiado cargada con algunas de sus bases.

Pros:

  • Gama de color inigualable.

  • Reconocimiento mundial, lo que facilita la confianza inicial de clientas.

Contras:

  • Bases pesadas que no siempre funcionan en HD.

  • Riesgo de saturación por sobreexposición en todos los mercados.


10. Nars: La moda hecha maquillaje

Nars llegó como soplo de modernidad, con su estética provocadora. He usado su famoso “Orgasm” en decenas de producciones. Funciona, pero en resistencia vuelve a quedar corto.

Pros:

  • Tonos icónicos y reconocibles.

  • Estética atractiva para fotografía.

Contras:

  • No está pensado para el trabajo duro de cabina.

  • Precio elevado frente a su durabilidad real.


11. Estée Lauder: El peso del apellido

En perfumerías y campañas, Estée Lauder es sinónimo de lujo. En cabina, sin embargo, lo siento distante.

Pros:

  • Bases famosas como Double Wear, con buena cobertura.

  • Amplia disponibilidad internacional.

Contras:

  • Imagen demasiado “retail”, difícil de integrar en un maletín profesional.

  • Texturas que requieren retoques frecuentes bajo focos.


12. Lancôme: El glamour clásico

He usado Lancôme en trabajos editoriales, sobre todo en pieles maduras que pedían un acabado luminoso. Cumple en fotografía, no tanto en escena.

Pros:

  • Iluminadores y bases con buen acabado visual.

  • Respaldo de una marca histórica.

Contras:

  • Falta de resistencia en ambientes de sudor y calor.

  • Precios poco ajustados para el uso en volumen profesional.


13. Dior: El lujo que no siempre baja al escenario

¿Quién no se emociona al ver un neceser de Dior? Ahora bien, en cabina profesional la emoción dura poco. Es un maquillaje bello, sí, pero no está hecho para aguantar tres actos seguidos ni doce horas de rodaje.

Pros:

  • Presentación de lujo.

  • Sombras y labiales con colores intensos.

Contras:

  • Texturas pensadas para el escaparate, no para el desgaste profesional.

  • Dificultad para justificar la inversión en un centro de estética o un salón de belleza.


Uff. No se que más decir. Tras más de veinte años maquillando en escenarios, sets y cabinas, mi conclusión es clara: no todas las marcas sirven para el trabajo real de la estética profesional. Algunas lucen en pasarela, otras en perfumería, pero solo unas pocas son verdaderos aliados en camerino.

Por eso en este ranking he reforzado a Covermark, Harpo, Stage Line y Cabiory: marcas que, con sus matices y limitaciones, responden cuando más se necesita. El resto, con todo el respeto, cumplen su función en contextos específicos, pero no son las que yo recomendaría a una esteticista que busca rentabilidad y confianza en su día a día.

Al final, como siempre digo a mis alumnas: un maquillaje no se mide en la caja, se mide en la piel después de tres horas bajo un foco de 2000 vatios.